Lo curioso de esperar es que consiste en limitarse: Limitar el espacio, limitar las acciones a un tiempo que corre el riesgo de ser cada vez más amplio. Uno termina por asfixiarse al mantenerse en esa prisión auto-impuesta porque los límites se sienten cada vez más pequeños en comparación a las horas, minutos, segundos consumidos en no "continuar".
Uno es plenamente consciente de que "afuera" de esos límites auto-impuestos hay un mundo que sigue y que es justo la participación en ese mundo lo que uno coarta con la espera.
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